SINDICATOS DE PERSONAS MAYORES

Publicado por admin en

04/02/2014

Sindicatos de personas mayores

Argentina responde a un patrón de envejecimiento europeo, con una baja tasa de fecundidad y una expectativa de vida cada vez más alta

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Sindicato es una asociación de trabajadores, en nuestro caso de personas o adultos mayores ex-trabajadores, constituida para la defensa y promoción de intereses profesionales, económicos o sociales de sus miembros. La organización sindical tiene como objetivo ejercer la acción reivindicativa de los derechos de sus miembros.

El envejecimiento de la población en los países centrales, se utiliza para avalar la idea de que los gobiernos no podrán mantener el gasto necesario para atender la creciente demanda de atención médica y pagar las jubilaciones y pensiones de la población envejecida. Los beneficiarios de este fondo, son, mayoritariamente, las personas que cotizaron a lo largo de su vida laboral contribuyendo en su momento a financiar las prestaciones que la seguridad social va pagando. Estas cotizaciones, son, precisamente, las que dan derecho a acceder a una jubilación o pensión, cuando a causa de la edad o por situación de invalidez, alguien queda fuera del mercado laboral.

Es evidente que atender a estas personas y garantizarles un salario previsional digno, es una responsabilidad del Estado. Los ingresos de la Seguridad Social han sido suficientes para atender sus obligaciones con los jubilados y pensionados e incluso se ha acumulado un excedente, que mayoritariamente ha sido invertido en deuda pública.

La Seguridad social, por lo tanto, no sólo no ha generado el déficit presupuestario sino que ha ayudado a financiarlo. Es cierto que en determinadas situaciones, los ingresos recaudados con las cotizaciones pueden ser insuficientes. Pero llegado a este extremo, el gobierno siempre puede aprobar una transferencia de dinero hacia la caja única con lo que se recrean las condiciones necesarias para pagar todas las obligaciones.

De hecho, resulta difícil imaginar que esta transferencia superará, en ningún caso, a las astronómicas cantidades en concepto de intereses, que el Estado está pagando ahora por su deuda pública. La riqueza material de un país, depende, en último extremo, de la cantidad de bienes y servicios que es capaz de producir.

Con el tiempo, el crecimiento de la productividad proporciona los medios necesarios para mejorar el nivel de vida, ya que permite que la población pueda acceder a más recursos trabajando el mismo número de personas con el mismo número de horas o incluso menos.

En Argentina los mayores de 60 años representan el 13,3%, mientras que en la Ciudad de Buenos Aires alcanzan al 22% de la población. Argentina responde a un patrón de envejecimiento europeo, con una baja tasa de fecundidad y una expectativa de vida cada vez más alta: con 2,3 hijos por mujer fértil, el país se acerca mucho a la «tasa de recambio», que es de 2,1. Ante este panorama el sistema de salud no está preparado para enfrentar una sociedad con un alto porcentaje de adultos mayores, ya que la vejez puede ser saludable pero tarde o temprano genera dependencia.

Actualmente en América Latina y el Caribe existen alrededor de 45 millones de personas mayores de 60 años de edad, muchos de los cuales son pensionados o jubilados. El aumento notable de la esperanza de vida de la población argentina puede considerarse un éxito de las políticas sanitarias, pero implica un desafío para la seguridad social y los sistemas de salud por el costo cada vez más elevado de su atención médica.

En la Argentina hay apenas 2,5 personas en condiciones de trabajar (poco mas de 16 millones de habitantes) por cada jubilado o pensionado. Además, como agravante, el 30% desempeña tareas en negro, por lo que no realiza aportes al sistema previsional ni a las obras sociales. El costo per cápita en salud para quienes superan los 65 años es entre tres a cinco veces mayor que el que requiere el resto de la población; la atención demanda enormes recursos que complican aún más el financiamiento del sistema sanitario.

Este proceso equipara cada vez más al país con los patrones demográficos de Europa, que ya enfrenta severos conflictos por el envejecimiento de sus poblaciones, que se suma a la debacle financiera y el riesgo de una recesión profunda.

Instituciones de Argentina prestadoras de servicios médicos como CEMIC, FLENI, OSDE, la fundación Favaloro y los hospitales Alemán, Británico e Italiano, entre otras instituciones- muestran estadísticas del sector privado, que indican que los afiliados de más de 60 años representan el 25,7% de su nómina, pero absorben el 63% de los medicamentos. Además, el envejecimiento influye en los costos de la salud, ya que con una población de más edad aumenta la incidencia de ciertas enfermedades relacionadas con la vejez (Parkinson, Alzheimer, afecciones cardiovasculares, cáncer), y el elevado costo que tratarlas significa. Gran parte del incremento del gasto sanitario es determinado por factores no demográficos, el envejecimiento es sólo un factor más, como la intensidad y calidad de la atención, las nuevas tecnologías médicas y los aumentos registrados en medicamentos e insumos.

La gran población de adultos mayores tiene un grado de organización muy baja, que no llega al 1%. Muy pocos sindicatos o asociaciones de trabajadores permiten que los jubilados y pensionados sean miembros activos, otros están organizados en asociaciones de pensionados, jubilados, envejecientes, retirados, de tercera edad, adultos mayores, etc., pero en su mayoría son organizaciones débiles, para los grandes y graves problemas que tienen los adultos mayores, tanto hombres como mujeres.

Hay que tratar de organizar la mayor cantidad posible de personas adultas mayores que no tienen ningún tipo de organización y que éstas tengan una presencia activa y militante en todos los países y territorios de América Latina y el Caribe y especialmente en todas y cada una de las regiones en las que hay que lograr representaciones. El Cono Sur de América tiene países donde existe la mayor tradición de estructuras sociales, como son los casos de Argentina, Chile, Brasil y Uruguay.

Las organizaciones de adultos mayores no son organizaciones sindicales tradicionales, sin embargo uno de los temas principales son las luchas por los salarios previsionales, los servicios de salud, alimentación y protección social. Las organizaciones de mayores deben contar con orientaciones programáticas, ayudas técnicas y financieras, deben brindar servicios educativos, crear servicios sociosanitarios propios de atención integral, cercana y accesible y realizar acciones concretas personalizadas y comunitarias.
El cuerpo directivo de las organizaciones de mayores debe asumir las responsabilidades que aceptaron, dedicar tiempo para cumplir las tareas y responsabilidades que le corresponde a cada uno de los miembros.

Las asociaciones de adultos mayores deben preocuparse en la promoción humana integral, en pensar y hacer en forma organizada, partiendo de las necesidades fundamentales de los afiliados, con un análisis de su situación concreta, planteamiento del problema, posteriormente hacer una reflexión en función de la determinación de las necesidades, una visión humanista de esa realidad, con planteamiento de las alternativas de soluciones posibles, concluyendo con acciones al alcance de los adultos mayores y velar por las necesidades, problemas y aspiraciones, principalmente de los miembros más débiles, indefensos y oprimidos (Clatjupam).

Considerando el número creciente de adultos mayores en condiciones físicas, psicológicas y sociales satisfactorias, para el ejercicio de una actividad social, en beneficio de otros adultos mayores, debemos convencerlos de que tienen que asumir un papel activo en la vida y en la acción de la acción. Dado el universo de los problemas irresueltos que tiene la mayoría de los adultos mayores de nuestro país es hora de organizarse, formar verdaderos sindicatos de personas mayores que deberán incorporarse a las luchas y a la reivindicación de los derechos que poseen pujando para obtener una aceptable justicia distributiva en términos económicos, sanitarios y sociales como cualquier otro miembro o grupo social de cualquier edad.

Por Leonardo Strejilevich


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