POLÍTICA EDUCATIVA EN EL ÁREA DE LA SALUD EN LA ARGENTINA DEL SIGLO XXI (PARTE IV)
24/06/2013
Política educativa en el área de la salud en la Argentina del siglo XXI
(Parte IV)
Facultad de Medicina de la UBA
En la gran crisis económica y social que afecta a la atención de la salud en toda América Latina, pueden identificarse tres grandes causales que la originan y profundizan cada vez más.
- Falta de políticas con contenido popular que orienten los recursos de la atención de la salud y la enfermedad en función de las necesidades del pueblo.
En muchos casos trágicos, las políticas claras y expresas, orientan los recursos sociales y económicos para agrandar la rentabilidad del gigantesco aparato comercial, productor de tecnología y proveedor de seguros personales que margina a una enorme masa de población de las posibilidades de acceso a sus necesidades básicas para sobrevivir en salud. - Inexistencia de modelos visibles y reales que aseguren la plena satisfacción de las necesidades y la utilización lógica de los recursos para la salud como bien social.
- El problema de la formación de los recursos humanos, en función de las necesidades populares.
Recursos que son modelados por el peso insostenible de un modelo real y un campo de práctica y aprendizaje estructurados acorde a las políticas de dependencia, donde la atención de la salud y sus insumos son bienes sujetos a las reglas del mercado.
Muchas veces, políticos, economistas y especialmente la tecnocracia sanitaria analizaron y discutieron cuál de los tres es el factor más importante, o cuál es el orden o secuencia para lograr que un país ordene sus recursos o administre los mismos en función del bien común o de la justicia social en el cuidado de la salud de los pueblos. Generalmente se concluye en que la no formulación de un proyecto político claro y preciso es lo primero y más importante.
Otros sostienen que, explicitado el modelo teórico-político, la restricción más importante reside en el aparato formador del recurso humano para la salud sometido al modelo tecnocrático, academicista y mercantilizado de atención de la salud y que opera para promover la atención de la enfermedad y mejorar el consumo de tecnología y medicamentos.
Una tercera variable destacada por algunos analistas muestra ejemplos de excelentes modelos político-teóricos, acompañados de una apropiada sujeción del aparato formador al enunciado político propuesto. Estos enfatizan, a nivel del desaliento, la inexistencia de un campo de práctica, aprendizaje y adoctrinamiento que permitan la formación apropiada del equipo de salud, en función de los intereses populares y en el manejo de las herramientas y tecnologías realmente reclamadas por la opinión pública o la lógica del sentido común.
En el largo y estéril discurso analítico, se sostiene por años las justificaciones políticas, éticas y administrativas con las cuales los distintos sectores responsables que operan para la salud de los pueblos, acallan sus conciencias, trasladando a otros la carga de la traición social que significa no iniciar la reforma sanitaria que exige la crisis en América Latina.
Es evidente que los tres ingredientes tienen igual valor y que los tres debemos resolverlos al mismo tiempo:
- Construir modelos visibles y creíbles, con una reforma sanitaria sustancial.
- Formar el recurso humano adecuado y apto para trabajar y reproducir ese modelo.
Hacerlo indestructible con la fuerza de la expresión y definición política clara y precisa de la opinión de las mayorías.
La Argentina posible necesita reformular y definir claramente, con proyección histórica, distintos ámbitos de sus quehaceres y especialmente el de la educación, la salud, la ciencia y la técnica que, sin lugar a dudas, signará el desarrollo real de nuestro pueblo.
El camino para lograr la formación de los recursos humanos para la salud es la educación. En la educación hay maestros, existe el ejercicio, la educación propia, el camino hacia la libertad, el crédito al esfuerzo, el proceso moral.
Estar educado es haber conseguido un perfil propio, dinámico, prospectivo, desprejuiciado, comprometido, definido por su propio objeto y por su papel inmerso en la totalidad social.
La salud, es la disposición por parte del individuo y la comunidad de los recursos biológicos, El sector salud se puede comparar con una industria que produce bienes y servicios y que tiene, en forma creciente, un carácter social y cuyos recursos humanos dependen cada vez más de los Estados sobre todo en aquellos comprometidos en la lucha por el desarrollo social y económico.
La empresa de salud es una empresa de uso intensivo de trabajo y no de uso intensivo de capital como ocurre en otras empresas modernas. El producto del subsistema de formación del equipo de salud constituye el aporte básico al subsistema de prestaciones.
La educación de los recursos humanos para la salud es un poderoso instrumento de salud; por ello debe organizarse la educación global del equipo de salud con objetivos claros y precisos, terminando con la falta de integración que hay entre los procesos, las instituciones, las jurisdicciones administrativas que corresponden a la formación de pregrado, postgrado, residencias, educación continua y los niveles político-administrativos del área de salud pública.
CRÍTICA A LAS INCUMBENCIAS Y RESPONSABILIDADES QUE LES CABEN A LAS INSTITUCIONES FORMADORAS DE RECURSOS HUMANOS PARA LA SALUD
Las instituciones y estructuras formadoras de recursos humanos para la salud siguen enfatizando, tradicionalmente, en los aspectos de la formación académica cuando, en realidad, deberían destinar sus esfuerzos a preparar y capacitar para la atención de la salud, la medicina sanitaria, el saneamiento ambiental, la medicina social y la administración de la salud.
Lo enunciado precedentemente no implica un ataque improvisado y poco piadoso a las todavía ínsulas blindadas e invulnerables que son las instituciones formadoras de los recursos humanos para la salud. Grandes críticos, sumamente alarmados, consideran a las Facultades de Medicina, Facultades de Ciencias de la Salud, Escuelas de Enfermería, etc. como la base de casi todos los problemas en la atención de la salud, la medicina sanitaria y la administración de salud.
Muchas de las deficiencias del equipo de salud se explican por un fracaso en los contenidos y organización de los cursos, la enseñanza y los objetivos, el trabajo excesivo de los docentes obligados a preparar a sus alumnos para los exámenes en lugar de darles una educación mental liberadora, la incapacidad para formar bien a un número suficiente de profesionales, técnicos y auxiliares de la salud; la abdicación de la responsabilidad de la enseñanza y la asistencia adecuada a los pacientes para concentrarse en la investigación pura que es para muchos hedonísticamente grata y proporciona mayor status.
Muchas instituciones de servicios docentes son más propensas a entregar a los jóvenes incompetentes un título habilitante que a reconocer que se han equivocado en sus objetivos, en los métodos de enseñanza y evaluación, en la planificación y en la programación curricular.
El profesor de medicina o de ciencias de la salud orientado hacia la investigación no se halla predispuesto, en general, para enseñar los contenidos adecuados que son necesarios para la atención de las personas y de las comunidades y los profesionales de la salud, dedicados a los enfermos, no tienen acceso e interrelación con la universidad que los ha formado.
La atmósfera cientificista realza la formación académica, subestimando muchas veces la existencia cotidiana del enfermo y su realidad ecológica y social. Como consecuencia, suele suceder que el profesional recién egresado no sepa cómo ejercer.
No hay selección en las instituciones formadoras de recursos humanos para la salud y si la hay es arbitraria y mal orientada. Se excluye de la currícula la historia y la filosofía de la medicina; no se trabaja sobre la relación médico-paciente; se excluye el estudio de las humanidades contribuyendo a convertir al joven egresado en un técnico además de tecnologizado y tecnolátrico; el arte es olvidado en nombre de una ciencia incompleta y lo más importante es que los métodos y objetivos de la formación son muchas veces incompatibles con la realidad presente y futura de su trabajo diario y del contexto social que lo rodea; no se aprovecha la capacidad de liderazgo de los profesionales, técnicos y trabajadores de la salud para promover los cambios necesarios para el progreso y el desarrollo de todos los miembros de la comunidad.
No es necesario probar que la educación en el área de la salud es sólo un subsistema inseparable del sistema y modelo de salud que nuestro país disponga en el futuro.
La formación de los recursos humanos para la salud debe ser atendida por la universidad como por las instituciones de servicios sanitarios públicos o privados sea cual sea su nivel de complejidad teniendo en cuenta que éstas deben estar debidamente acreditadas y evaluadas periódicamente mirando su capacidad y calidad docente, la jerarquización de sus miembros con requisitos serios para el acceso y permanencia de los cuadros docentes; la formación, certificación y recertificación periódica de especialidades y la compatibilidad de las propuestas con referencia a las necesidades sanitarias reales que hay que atender.
Los profesionales, técnicos y auxiliares de la salud deben estar formados adecuadamente y poseer actitud pragmática definida; para ello es imprescindible que su formación se cumpla en servicio, en el momento apropiado, en los lugares en que la atención de la salud se lleva a cabo con el propósito de ajustar las calidades intrínsecas de cada cual vinculándolas a la realidad asistencial.
Habrá que aceptar que la educación en el área de la salud, para que alcance un nivel óptimo de eficacia y eficiencia, debe inscribirse en un plan tecnopolítico orgánico de salud. Este tipo de educación debe realizarse en ámbitos múltiples para aprovechar la enorme capacidad instalada y los recursos humanos docentes disponibles.
RECURSOS HUMANOS PARA LA SALUD
El recuso humano para la salud es toda la población capaz de desarrollar actividades concretas de salud y cuyo objetivo es administrar el futuro concretando, a diferentes niveles, mecanismos permanentes de reajustes y redefinición del sistema de salud.
El recurso humano para la salud es el número de personas que necesitan poseer destrezas, aptitudes, habilidades, actitudes y conductas apropiadas a un modelo organizativo al que se aspira, por ello, para formar y utilizar tal recurso se necesita una política con una coherencia en los criterios vinculados a una idea prospectiva del sistema de salud que se pretenda conseguir.
La política destinada a la formación del recurso humano para la salud deberá ser definida en abierta participación y debate con la propia comunidad (organizaciones de base, agrupaciones gremiales, partidos políticos, aparato educativo pretécnico y preuniversitario) entendiendo que la problemática de la salud pasa por los aspectos social, epidemiológico, clínico y administrativo.
El núcleo central del problema es el proyecto político que da sentido a una planificación en materia de formación de recursos humanos para la salud; conviene agregar que cada profesión en el área de la salud debiera contar con una definición y un perfil claro en función de las características, las realidades y las necesidades sanitarias de nivel nacional, provincial y regional.
En nuestro país, aún hoy, la cantidad y calidad de los recursos humanos para la salud guardan poca relación con las necesidades de salud de gran parte de la población. Se concede al médico una elevada y excesiva importancia en detrimento de otras categorías de trabajadores de la salud. Hay una excesiva concentración de personal en los centros urbanos; continúa la tendencia hacia una especialización sofisticada; el interés sigue centrado en los hospitales de alta complejidad; la orientación de la formación de los recursos humanos se sigue haciendo por grupos profesionales interesados en grupos de población específicos con patologías prevalentes.
La consecuencia de lo expresado, es la utilización ineficiente con distribución desigual de los recursos humanos para la salud.
Para producir recursos humanos para la salud se necesitan muchos hombres, mucho dinero, mucho tiempo y un buen sistema educativo. Estos recursos son difícilmente renovables, tienen una gran inercia lo que hace difícil conducirlos, transformarlos y adaptarlos a nuevas técnicas de atención y a nuevas situaciones administrativas. Se torna necesario vigilar la calidad de los servicios que se prestan, suavizar las relaciones inter e intraprofesionales e influir políticamente para que se integren aceptando el estilo administrativo y organizativo del sistema que los absorbe y los mantiene, se adecuen a las modalidades operativas del sistema de atención y terminen por aceptar e incorporar como propias las políticas en materia de salud que cada sociedad proponga en cada tiempo histórico.
LA FORMACIÓN DEL RECIÉN GRADUADO
Debe ser considerada por la Universidad y por las instituciones de servicio del área de la salud como una ineludible responsabilidad tanto o más importante que el proceso educativo en el pregrado.
La formación de postgrado tiene que tener como soporte la realidad política y social y el sistema de organización de la atención de la salud en el país y contribuir con el esfuerzo individual y de los equipos de salud al cumplimiento de las metas nacionales y a mantener los estándares de calidad en dicha atención de la salud.
La finalidad es el desarrollo de actitudes, aptitudes, habilidades y destrezas aplicadas a la solución de los problemas de la atención de la salud en las instituciones de servicio, demostrando capacidad de liderazgo y predisposición por el trabajo interdisciplinario en el sistema de salud.
El proceso de formación de postgrado sirve, muchas veces, para corregir muchas falencias que aún tiene el proceso de enseñanza-aprendizaje en los claustros universitarios.
La formación de postgrado debe ser la puerta de entrada a la educación continua entendida como un proceso formal de actualización y aprendizaje de nuevos conocimientos teóricos y prácticos, secuencial en el tiempo y con el objetivo definido de mantener los niveles de excelencia en la atención de la salud. Este tipo de formación va más allá del incremento y profundización de conocimientos; debe crear las condiciones personales y grupales para administrar los cambios necesarios, sostener las excelencias logradas para transformar, integrar y estabilizar el modelo y el sistema de atención a través de los servicios de salud.
EL CAMINO POSIBLE PARA LA EDUCACIÓN EN EL ÁREA DE LA SALUD
Se debe formar en lo asistencial, para la docencia, para la investigación científica y para tener una tabla axiológica adecuada.
Las estructuras formadoras son la Universidad, los hospitales y todo tipo de institución pública o privada que brinde servicios de salud de alta calidad y que cuente con profesionales, técnicos y auxiliares dispuestos a la docencia en servicio y que además participen activamente en el movimiento tecnocientífico, docente y cultural del área y que acepten actuar bajo supervisión.
El sistema de enseñanza debe ser igualitario, previsible, con un programa formal vasto, con cursos y exámenes, que proporcione conocimientos científicamente serios y decantados, promueva la generación de nuevas ideas y estimule la autocrítica y la autoeducación permanente.
Hay que abandonar y desterrar todo tipo de enseñanza caótica cuyos contenidos se transmiten dogmáticamente y además la enseñanza que se imparta deberá instalarse en estructuras de calidad.
Si el objetivo es producir una rápida modernización del sistema de salud y una adecuación a los requerimientos y necesidades de la comunidad, realizar sólo acciones fragmentarias en materia de capacitación o muy especializadas no constituye una estrategia adecuada para enfrentar nuestra realidad sanitaria.
En la Física, “masa crítica” es la cantidad de materia fisionable que permite generar una reacción en cadena automantenida. En el plano de la educación, es el núcleo mínimo de individuos formados por medio de procesos sistemáticos y dirigidos hacia objetivos específicos que pueden producir cambios favorables dentro de la organización y facilitar su modernización.
Dicho de otro modo, el área de salud debe, desde adentro, promover todos los cambios necesarios para favorecer la calidad y eficiencia organizativa y facilitar su actualización permanente aplicando criterios y normas racionales y sensatas.
CAUSAS PROBABLES DE LA FALTA DE UNA POLÍTICA EDUCATIVA EN EL ÁREA DE LA SALUD
El análisis de este tipo de cuestión es muy vasto y complejo. Al parecer, no existen en nuestro país planes y denominadores comunes en materia de salud y planes educativos para los recursos humanos congruentes con dichos supuestos. Los intereses en el área de la salud son disímiles y muchas veces incompatibles entre los distintos actores. Es casi imposible compartir normas y principios sanitarios en un país tan extenso y diverso.
Algunas de las causas visibles son:
- Haber brindado capacitación para un número elevado de médicos en detrimento de la formación de otros profesionales, técnicos y auxiliares de la salud y de otras disciplinas conexas (Argentina hace mucho que no necesita más médicos sino mejores médicos).
- Haber desactivado o haber brindado apoyo retaceado a los niveles asistenciales de las instituciones de servicio públicas.
- Haber entrenado en distintas especialidades médicas en forma despareja.
- Haber desaprovechado la capacidad instalada de los establecimientos asistenciales públicos y privados para la formación de recursos humanos para la salud.
- Haber atendido insuficientemente la seguridad, la estabilidad, la carrera, la actualización de las asignaciones salariales de los profesionales, técnicos y auxiliares de la salud.
- Haber desatendido y subestimado las denominadas carreras hospitalarias que mayoritariamente no existen, no tienen estructura orgánica y funcional, cuadro de cargos, jerarquización por medio de concursos periódicos con adecuados niveles de exigencia, con escalas dinerarias retributivas en muchos casos indigna desalentando la dedicación al trabajo que en lugar de invitar a trabajar mucho más tiempo y mejor lo hacen menos y peor.
- Haber desconocido la filosofía y la operatividad de los equipos de salud formados en forma inter y pluridisciplinar y no hacer nada para contribuir a su construcción.
- Haber minimizado la supervisión, la auditoria, la valoración de las instituciones de servicio y las formadoras de recursos humanos.
- Haber permitido la falta de acreditación y actualización tecnocientífica, normativa y administrativa de los servicios de atención.
- Haber consentido el deterioro de la mayoría de las instituciones formadoras de recursos humanos y de servicios en la atención de la salud.
- Haber desnaturalizado la finalidad sociosanitaria del accionar del sistema de salud.
- Haber restringido o impedido, por falta de interés e intervención, los aspectos científicos y docentes necesarios para actualizar en forma permanente los conocimientos de todos los miembros de la plantilla de personal.
- Haber permitido la explosión demográfica de los profesionales de la salud tradicionales que hoy constituyen una oferta desmesurada y que frustran las expectativas individuales de la mayoría de ellos enfrentados con el mercado de trabajo.
- Desinterés y falta de inversión de los tres sistemas de salud existentes en nuestro país en materia de capacitación de recursos humanos.
EL DIVORCIO ENTRE LAS INSTITUCIONES OFICIALES EDUCATIVAS Y LAS SANITARIAS
Tradicionalmente las instituciones educativas oficiales en el área de la salud han fomentado y alentado la formación academicista y la de especialistas muchas veces con el propósito no declarado de formar recursos humanos para la salud como expresión de intereses individuales o sectoriales.
Por otro lado, las autoridades sanitarias no lograron, salvo excepciones, persuadir a las instituciones formadoras acerca de las verdaderas necesidades sanitarias que el país real tiene y obviamente las instituciones educativas se transformaron en instancias secundarias y excluidas para dotar de la idoneidad necesaria y esperada al recurso humano para la salud.
Hace tiempo que el ámbito universitario debió comprender y entender que los esfuerzos que se hacen en materia formativa y de capacitación deben estar destinados a dotar a nuestro país de equipos de salud que tengan interés y dedicación cierta en la atención de la salud con preferencia por las comunidades atendiendo a sus necesidades emergentes y de base general.
Al mismo tiempo, las autoridades sanitarias no deben dudar en facilitar la docencia y la investigación en todos y cada uno de los servicios asistenciales de cualquier nivel, desde los hospitales hasta los centros de salud y postas sanitarias; los servicios en el área de la salud son el teatro permanente de mostración y aprendizaje; limitar las posibilidades docentes de estos efectores de servicio constituye un suicidio institucional ya que cercenaría las posibilidades formativas de la mayoría de los profesionales, técnicos, auxiliares y trabajadores de la salud en general y descendería la calidad asistencial brindada.
LA FORMACIÓN DOCENTE EN EL ÁREA DE LA SALUD
Hay un hecho paradójico aunque no extendido acerca de que muchas Facultades y Escuelas destinadas a formar recursos humanos para la salud que tratan de formar a sus alumnos con criterios científicos, no hayan podido solucionar totalmente la compleja problemática de la formación de sus docentes.
Se ha confiado excesivamente en la presunta aptitud de los profesionales y técnicos de la salud para la docencia y todavía se acepta que se realice docencia en los ratos libres sin considerar esta actividad como una verdadera profesión que exige dedicación a tiempo completo.
La demanda de educación superior no sólo puede ser satisfecha con incrementos presupuestarios sino que una sólida estructura docente, fuertemente capacitada y que maneje fluidamente las técnicas pedagógicas.
Aristóteles sostenía y el tiempo le ha dado la razón que “la educación es en efecto la esencia y el fin de la comunidad política”. Uno de los indicadores del potencial de desarrollo de un país es el nivel de educación alcanzado, la reserva de científicos y técnicos y la capacidad y la calidad de la investigación tecnocientífica; es fácil imaginar la importancia que adquiere la inversión en este campo.
La enseñanza superior no constituye una excepción para la aplicación de principios y técnicas pedagógicas. Uno de los ejes para la solución de los problemas de la atención de la salud es la educación del equipo de salud, la currícula, la formación de pre y postgrado, la educación continua, la formación docente, la carrera docente, la carrera hospitalaria y el presupuesto.
El proceso docente en el área de la salud, como en otra cualquiera, debe concitar transferencia de conocimientos, exigencias de información actualizada y validada, actualizar sus objetivos, modificar sus metodologías cuando sea necesario, cambiar sus comportamientos para adaptarse a los cambios, mantener la libertad e independencia intelectual, asumir responsabilidades crecientes y tomar decisiones acertadas.
TECNOLOGÍA APROPIADA VERSUS DEPENDENCIA ECONÓMICA Y TECNOLÓGICA
La tecnología apropiada en atención médica es aquella que posee la cantidad y la calidad adecuada de elementos físicos y lógicos capaces de resolver problemas de salud con criterio científico, así como con eficacia, eficiencia y aceptabilidad social; requieren conocimientos y experiencias previas prolongadas en el tiempo para posibilitar un juicio y decisión objetivos al momento de aplicarla.
No siempre los avances científicos, la expansión de la demanda y la atención médica, la mayor complejidad de las prestaciones y la tecnología redundan en el bienestar de las comunidades y, por otro lado, muchas veces los países periféricos adoptan modelos ineficaces e ineficientes para solucionar los problemas de salud de sus poblaciones sin haber reflexionado y evaluado desapasionadamente y por medio de criterios e indicadores propios la necesidad de la incorporación de tecnología médica que no es lo mismo que tecnología para la salud.
La política global, la política tecnológica y la política educativa en el área de la salud deben constituirse en herramientas de análisis y de reflexión al momento de decidir la incorporación de equipamientos tecnológicos para evitar, al mismo tiempo, la agudización de la dependencia económica y tecnológica del país.
LA POSICIÓN EDUCATIVA
El mayor desafío que enfrenta la enseñanza en el área de la salud es el de adecuar su metodología a los constantes progresos de la medicina toda, a las necesidades reales y sentidas de la población y a la construcción de profesionales y trabajadores de la salud adecuados a lo que la sociedad reclama en nuestro país.
Se deberá introducir en el sistema educativo pautas de orientación basadas en la redefinición de muchos de los conocimientos consagrados por el tiempo y por el uso, una instrumentación adecuada de la información, un reconocimiento de las variables sanitarias de cada región del país y los métodos y la oportunidad para solucionar los problemas ocasionados.
La actualización de los conocimientos y el perfeccionamiento de los recursos humanos para la salud no es sólo un problema intelectual sino ético. Todos tenemos limitadas experiencias y saberes personales; no enriquecerse con más conocimientos y otras experiencias nos torna negligentes, inoperantes y traidores de la confianza y las expectativas de los pacientes.
BASES PROGRAMÁTICAS PARA LA DOCENCIA EN EL ÁREA DE LA SALUD
- Satisfacer la demanda docente, de investigación y de extensión requeridas por estudiantes, graduados, instituciones de servicio y la comunidad.
- Conducir, planificar, programar, supervisar y evaluar las acciones docentes y de investigación en cualquier ámbito.
- Contribuir a la recuperación, mantenimiento y elevación del nivel de excelencia del equipo de salud.
- Velar por la permanente interrelación entre la educación y las reales necesidades sanitarias de la población promoviendo la integración intersectorial.
- Realizar diagnósticos de actualización permanente de los problemas sanitarios.
- Definir las bases programáticas de la educación en el área de la salud con la participación de todos los sectores involucrados.
- Concretar prioridades, recursos y estrategias de abordaje de los problemas y desarrollar al mismo tiempo capacitación y programas de investigación específicos.
- Promover la actividad interdisciplinar y cierto grado de regionalización intelectual sin dejar de atender las necesidades nacionales.
- Incentivar la actividad científica y técnica e imponer programas de educación continua.
- Introducir ajustes en los planes, programas y contenidos curriculares cada vez que sea necesario para que los recursos humanos desarrollen acciones adecuadas.
- Definir la cantidad y el perfil de los recursos humanos para la salud en un momento dado y en respuesta a las políticas del área.
- Contribuir a la formación de especialistas sobre todo en áreas críticas para su utilización regional.
por Leonardo Strejilevich
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